Mi armario en cifras


¡Buenas!
Tenía muchas ganas de compartir este post con vosotros. El año pasado hice una última acción para mi investigación muy muy personal: vacié mi armario y lo analicé a fondo clasificándolo de diversas formas.

Me sirvió sobre todo para saber qué ropa tenía para poder comenzar un nuevo armario de calidad. Supongo que a muchos os pasa, que tenéis el armario lleno pero nada que poneros. Quizás es porque tenemos un armario tan caótico que no sabemos ni por dónde empezar.

Mi armario no es el ideal para una persona concienciada con el consumo ético ni es, mucho menos un armario 100% ecológico. Sin embargo, tampoco es el armario que tenía de adolescente, si no que ahora en él podemos encontrar ropa reciclada, ropa hecha por mi y ropa comprada.





Como os he comentado ya varias veces, mi consumo en moda ha disminuido considerablemente en los últimos cuatro años. Ha sido una disminución progresiva promovida por diferentes razones, una de ellas, obviamente, la conciencia ecológica, pero realmente empezó porque estaba harta de llevar la misma ropa que todo el mundo y de comprar ropa que no duraba bonita más que una puesta.

Para realizar este paso no utilicé mi armario completo. Guardo la ropa de verano durante el invierno, así que solamente analicé la ropa de invierno que estaba en mi armario y mis cajones sin tener en cuenta la ropa que estaba para lavar o planchar, la ropa interior, calzado, complementos ni ropa de abrigo.

Aún así, simplemente analizando algo menos de la mitad de mi ropa, cuantifiqué 140 prendas. Parece mucho aunque sólo hay que echar un vistazo al mundo del fashion blogger para encontrar que mi armario no es muy grande. Y sin embargo, si dijéramos que en invierno me visto cada día con tres o cuatro prendas, tendría de 35 a 46 días para vestirme sin repetir ropa. Pero no es esto lo que ocurre.
¿Qué porcentaje de nuestro armario realmente usamos? ¿Y qué porcentaje realmente es útil? ¿Cuánta ropa hemos comprado que nos ha dejado de gustar en un mes? ¿Y cuánta ropa que nos gusta se estropea antes de haberle dado suficiente uso?

Si hay alguien que aún no se ha planteado a sí mismo estas preguntas, seguramente al realizar el siguiente análisis no pueda evitar obtener las respuestas.

Cómo hacer una buena limpieza de armario:
Para comenzar el análisis lo primero es buscar una superficie grande y despejada como una mesa de comedor o la cama. Necesitaremos una buena disposición y una gran determinación para ser sinceros con la clasificación y ser firmes a la hora de determinar el fin de cada prenda. Necesitaremos muchas horas, bolsas grandes, lápiz y papel. La idea es que, tras la clasificación, hagamos una última división para limpiar nuestro armario de prendas innecesarias.

Ahora, suponiendo que mi armario cuenta con únicamente 140 piezas de ropa, he realizado una serie de clasificaciones por porcentajes para tener una visualización rápida del volumen que ocupan ciertas características de la ropa en mi armario.


_Clasificación por tipo de prenda

Empecé por una clasificación por tipos de prenda.Para ello hice seis grupos:
1. Pantalones, shorts y leggins
2. Tops y camisetas
3. Camisas y blusas
4. Faldas
5. Jerseis y sudaderas
6. Vestidos

En esta primera clasificación ya podemos apreciar, primero, la cantidad de ropa, y segundo, el tipo de prenda que más hemos consumido. En mi caso, con diferencia serían las camisetas y los tops. En este montón, he de reconocer que no uso ni si quiera una cuarta parte. Repito las mismas camisetas y algunas, aunque se ven viejas, las sigo usando y se siguen desgastando.

Me sorprendió la cantidad de vestidos que contabilicé cuando en invierno apenas los uso. En verano sí, pero aquí estamos analizando el armario de invierno y sabía, positivamente, que me había puesto tres en todo el invierno. Sin embargo, hay que reconocer que hay mucha ropa que sólo usamos en ocasiones señaladas y que, por lo tanto hay que seleccionarlas con cuidado e intentar sacarles el máximo partido. Lo bueno es que, por otro lado, muchos de los vestidos me los he confeccionado yo.

Y por último, me doy cuenta de que lo mismo que pasa con los vestidos, me pasa con las camisas. Las uso para ocasiones puntuales y generalmente a diario siempre me pongo las mismas. Prácticamente pasa lo mismo con los vaqueros y los jerséis. Las faldas, parece ser que sí que soy consciente de que no las uso en invierno y aún así contabilicé nueve faldas en mi armario.


_Clasificación por composición del tejido:




En esta segunda clasificación nos fijamos en las etiquetas de la composición del tejido y sus cuidados. Aquí no he tenido en cuenta el proceso de teñido ni los materiales extra como botones o cremalleras ya que en las etiquetas no se especifican.

En la clasificación por composición analizamos sólamente el tejido y por lo general el tejido exterior. En la mayoría de los casos en los que la prenda lleva un forro, la composición de éste no viene especificada en la etiqueta.

En el caso de este análisis hay que tener en cuenta que muchas etiquetas no están porque se han cortado una vez comprada la prenda. Por eso los porcentajes no corresponden a un total de 140 prendas, si no que se han hecho sobre un total de 69 prendas.

Únicamente en dos casos se ha tenido en cuenta la composición del forro. una de ellas era una prenda de una marca infantil.

En el caso de los vaqueros, aunque usan un alto porcentaje de algodón, los he incluido en la zona intermedia de mezclas de tejido natural y sintético por los tintes. Levis, por ejemplo, utiliza siempre un 2% de elastano para sus vaqueros pero no especifica el tinte ni los químicos que utiliza.



_Clasificación por lugar de fabricación:


También en la etiqueta, aunque no en la misma generalmente, buscamos dónde se hizo la prenda. No hay que confundirlo con la dirección de facturación de la empresa, que también viene en la etiqueta. Tiene que haber una etiqueta que especifique claramente en qué país se fabricó, aunque ésta muchas veces no existe ya que no es obligatoria. Concretamente, en el caso de Primark nunca aparece. Nunca especifican el lugar de fabricación aunque sí incluyen la etiqueta de la composición y cuidados de la prenda, que sí que es obligatoria.

Para esta clasificación no he tenido en cuenta ni las prendas hechas por mi ni las prendas que no tenían especificado el lugar de fabricación. Por lo tanto los porcentajes están hechos sobre un total de 71 piezas de ropa.

Los porcentajes de las prendas hechas en España y en China sí que corresponden al total de las 140 prendas. Sólo un 3% de mi armario ha sido fabricado en España (sólamente 4 prendas). Mientras que, por otro lado, el país que mayor porcentaje ocupa en mi armario es China (16 prendas).


_Clasificación por modo y fecha de obtención:


Para la tercera clasificación me centré en cuándo, dónde y cómo obtuve la prenda. He hecho una primera clasificación en la que separé la ropa por la forma de adquisición de la misma: 

- Tienda de segunda mano o vintage
- Heredado
- Trueque
- Marca “eco”
- Reciclado (“upcycled”)
- Comprado en tienda lowcost
- Comprado en otras tiendas
- Hecho a mano

Esta clasificación ha sido más complicada a la hora de listar los resultados. Por ejemplo, aunque compremos en una tienda vintage nuestro consumo no es cien por cien sostenible si nos vamos a cansar de la prenda y la vamos a tirar a la basura. Para que el consumo sea sostenible hay que cerrar el círculo. Del mismo modo, si compro en una tienda una camiseta básica que me va a durar varias temporadas y a la que le voy a dar uso, entonces se convierte en una compra más responsable.

Pero en este caso me he centrado en el camino hasta que llega a mi mano, no el uso que hago de ella. Por lo tanto he hecho dos grandes grupos de obtención: sostenible y no sostenible.



En el grupo sostenible he incluido todas las opciones en las que se da una segunda vida a la ropa, la ropa hecha a mano y las tiendas en las que tanto la fabricación como los materiales son sostenibles.

Así, en el grupo “no sostenible” sólo quedan las tiendas low cost y el resto de tiendas que no son ético-ecológicas. Aún así unos dos tercios de mi armario son no-sostenibles.
De las prendas clasificadas inicialmente como no sostenibles hice dos clasificaciones más. Una por tiempo en la que llevan en mi armario. Es decir, ¿Hace cuánto las compré?

Ha sido la única clasificación en la que he podido respirar tranquila. Como comentaba al principio de esta acción, hace tres años que empecé a reducir mi consumo en tiendas y a evitar llas tiendas low cost. Por eso, tengo mucha ropa de hace mas de tres años y muy poca de tres años hasta aquí.

Es uno de los cambios positivo sque ha habido en mi armario. Pero por otro lado mucha de la ropa de hace más de tres años también hace que no me la pongo prácticamente el mismo tiempo.

Y en la segunda subclasificación precisamente me he preguntado: ¿Cuántas veces me he puesto mi ropa?

En este caso, basándome en el reto “30 wears” he clasificado la ropa “no sostenible” en más de 30 veces puesta, menos de veces y menos de cinco.

Más de 30 (38%) y menos de 30 (40%) están más o menos a la par. Pero menos de cinco tampoco se queda corto: un 22% del grupo no sostenible me lo he puesto como mucho cinco veces, Es casi un 13% de mi armario al completo.

De las prendas con menos de cinco puestas no hay ninguna que tenga menos de tres años, por lo que esta clasificación también me queda en positivo en cierta forma.

De esta forma, también pude apreciar fácilmente las prendas que a pesar del uso han mantenido la calidad y las prendas que con el uso se han deteriorado más.

+ 3 años (82%)

- 3 años (18%)


_Clasificación por utilidad:


Esta clasificación me sirvió mucho para darme cuenta del papel que desempeña cada prenda en mi armario. Hay prendas que guardo de forma especial y que me he puesto contadas veces para ocasiones especiales. Hay prendas que uso mucho y a pesar de que se deterioren no quiero deshacerme de ellas. Y hay prendas que apenas uso pero que en cada cambio de armario vuelvo a darle suna oportunidad.

Por eso, para ayudarme a optimizar mi armario hice una última clasificación por utilidad. No sólo para qué o cuándo utilizo la prenda. Si no también en qué estado se encuentra y si está bajando el nivel de calidad de mi armario o no.

Así que hice cuatro montones de ropa. En uno separé la ropa especial, en buen estado que me haya puesto mucho o poco pero siempre en ocasiones más señaladas. En otro grupo puse la ropa en mal estado, ya fuera desgastada, con bolitas, dada de sí o con algún descosido. Y con el resto de ropa hice otros dos grupos. En uno puse la ropa que me he puesto mucho en este último año y en el otro puse la que apenas me he puesto o no me he puesto en absoluto en este último año.



La clasificación la he hecho de mejor estado de conservación a peor, siendo la ropa especial la que mejor está (algunas piezas incluso están guardadas en fundas para ropa) y la ropa en mal estado la peor conservada.

Apenas hay diferencia entre la ropa que más me pongo y la que apenas me pongo. En ambos casos hay aproximadamente la misma cantidad de prendas y, sin embargo, unas están nuevas, apenas sin usar, y otras tienen mucho desgaste sin llegar a estar en muy malas condiciones.


_Optimización de mi armario


Con todas estas conclusiones fue mucho más rápido (nunca fácil) hacer una selección de las piezas que funcionan en mi armario y de las que no cumplen ninguna función.

Desaciéndome de la ropa en mal estado, la que no uso porque no es mi talla, porque está pasada de moda o porque no es mi estilo y de la que aunque me gusta sé que no me voy a volver a poner, me quedé con un 58% de mi armario.

Casi la mitad de mi armario sobraba por distintas razones. En total me quedé con 82 piezas de ropa de las 140 iniciales.






_Clasificación final:

Y, por fin, mi última clasificación fue sobre la ropa que quité de mi armario. Para esta clasificación eran necesarias las bolsas que os decía al principio.

DONAR: Por un lado separé la que estaba más vieja y pasada de moda para donarla y que las personas que la necesiten de verdad la puedan seguir utilizando.

REGALAR: Hice una bolsa sólo para mi prima pequeña a la que siempre le han hecho ilusión mis limpiezas de armario en las que le regalaba toda la ropa de la que ya estaba aburrida. Así que, por no perder las buenas costumbres, una vez más un pequeño recuerdo de mi armario se va con ella.

INTERCAMBIAR: Por último llené varias bolsas para el trueque que organizó una amiga un par de meses más tarde. El trueque, como en la antigüedad, es el nombre que se está dando a reuniones entre amigas en las que cada una lleva ropa que no use, que esté lavada y en buen estado y se monta una reunión en la que intercambiamos ropa. La ropa que se queda sin dueño se lleva a contenedores de ropa usada o a la parroquia del barrio.


Bueno, he de deciros que todo esto me llevó dos días enteros, mañana y tarde, haciendo listas, revisando etiquetas y contabilizando prendas. Pero he de decir que me sirvió de mucho y que fue un broche final perfecto para el trabajo. Con la ropa que me quedé he querido comenzar de nuevo en mi armario y completarlo con ropa de calidad, hecha en condiciones laborales razonables y con materiales no perjudiciales para mi piel ni mi salud. Con este gesto no quiero decir que debemos tener poca ropa, que hay que tirar la ropa en exceso de nuestro armario, ni que cuanta más ropa tengamos más irresponsables como consumidores somos.

Podemos tener un armario con mucha ropa o con muy poca. Lo que hay que hacer es aprender a ser consciente de lo que guardamos en él. Tener un armario óptimo significa que no sobra nada, que todo llega por una razón y que hemos tenido en cuenta el impacto que ha causado esa prenda desde que nace hasta que llega a casa.

Puede que nuestro armario no sea aún 100% ético ni 100% ecológico, pero podemos empezar con pequeños gestos y con más conciencia sobre qué es lo que estamos comprando. Hace falta un poco de fuerza de voluntad y muchas ganas de querer empezar a crear un armario del que sentirnos orgullosos. El gesto más fácil para promover una moda más sostenible y real empieza en casa y como consumidores y amantes de la moda es un gesto muy pequeño que nos acerca poco a poco a un gran cambio.

¡Gracias por leer!
¡Besos!

8 comentarios
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  1. Me lo he leído de "Pé a Pá" y me ha flipado, vaya curro Laura. Estoy contigo en que tenemos que ser más responsables con nuestros armarios ������

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    1. Gracias por llegar hasta el final!! Sé que es un poco denso, pero incluso se podría analizar con mayor profundidad!
      Espero que nos sigamos leyendo por aquí tbn!
      Un abrazo!

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  2. ¡Hola Laura!
    Me pasa igual, tengo ropa súper desgastada, que uso constantemente y otra que no uso, y luego echo en falta básicos de fondo de armario. Lo pienso implentar también, creo que es fundamental para comenzar a aportar nuestro granito de arena.
    ¡Gracias por la investigación! Estoy deseando leer las próximas entradas.
    Un beso
    Aurora

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  3. Bueno, pues este artículo me ha encantado y me ha dado algunas ideas para empezar con el mío.

    Gracias.

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    1. Gracias Isamary!
      Me alegro un montón!! Espero que te sirva de mucho! Un abrazo,

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  4. Es muy interesante y dan ganas de ponerse hacer lo mismo con mi armario pero no se ni por donde empezar, la verdad, que hiciste con la ropa de verano? Y la que lavaste y pusiste en el armario?

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    1. Hola!!
      Con la ropa de verano hice dos cajas, una con cosas muy de playa y otra más para el verano en la ciudad.
      Ahora he utilizado parte de entretiempo y parte de verano. La ropa de entretiempo la tengo en un cajón grande, la de invierno en una caja y la de verano también. Ahora me toca tirar más de la caja de verano y olvidarme un poco del entretiempo.
      Anímate!!!!

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